martes, 23 de noviembre de 2010

Santa Ana y san Joaquin

Según la tradición, en Nazaret vivían Joaquín y Ana, una pareja rica y piadosa pero que no tenía hijos. Cuando en una fiesta Joaquín se presentó para ofrecer sacrificio en el Templo, fue rechazado por un tal Rubén, bajo el pretexto de que hombres sin descendencia no eran dignos de ser admitidos. Joaquín, cargado de pena, no volvió a su casa sino que se fue a las montañas a presentarse ante Dios en soledad. También Ana, habiendo conocido la razón de la prolongada ausencia de su esposo, clamó al Señor pidiéndole que retirase de ella la maldición de la esterilidad y prometiéndole dedicar su descendencia a Su servicio.
Un ángel visita a Santa Ana: Sus oraciones fueron escuchadas; un ángel visitó a Ana y le dijo: "Ana, el Señor ha mirado tus lágrimas; concebirás y darás a luz y el fruto de tu vientre será bendecido por todo el mundo". El ángel hizo la misma promesa a Joaquín, quién volvió a donde su esposa. Ana dio a luz una hija a quien llamó Miriam (María).
Nacimiento de la Santísima Virgen María: Según una tradición antigua, los padres de la Santísima Virgen, siendo Galileos, se mudaron a Jerusalén. Allí, según la misma tradición, nació y se crió la Virgen Santísima. Allí también murieron estos venerables santos. Una iglesia, conocida en diferentes épocas como Santa María, Santa María ubi nata est, Santa María en Probatica, Santa Probatica y Santa Ana, fue construida en el siglo IV, posiblemente por Santa Elena (madre del emperador Constantino), sobre el lugar de la casa de San Joaquín y Ana. Sus tumbas fueron honradas hasta el final del siglo IX, cuando los invasores musulmanes la convirtieron en una escuela. La cripta, que originalmente contenía las santas tumbas, fue descubierta el 18 de marzo de 1889.
Es una madre formadora: Santa Ana, después de regalar a la Niña su ternura materna, que la hacen solícita con la alimentación, la educación y la vida espiritual de su pequeña, a los tres años se desprende de ella y junto con su esposo Joaquín, la presentan al templo para consagrarla al servicio de Dios, hasta el tiempo que sea prometida en matrimonio a San José.
Se transforma en abuela de Jesús: Al ser escogida la Virgen para ser la Madre del Salvador, Santa Ana y San Joaquín se convierten en abuelos de Jesús y desde el momento en que El en la cruz nos entrega a María como Madre, se tornan también abuelitos de la humanidad.
Veneración a Santa Ana: Es así que su descendencia se prolonga en cada hombre y mujer que busca y lucha para seguir las enseñanzas de los Padres de la fe, porque la bendición divina sobre ellos, reposa también sobre nosotros. En la Iglesia del Oriente ya se veneraba a Santa Ana en el siglo IV. La mejor prueba de ello es que el emperador Justino I (+565) le dedicó una iglesia. La devoción a Santa Ana se encuentra en los más antiguos documentos litúrgicos de la Iglesia griega. En el Occidente no se venera a Santa Ana, excepto quizás en el sur de Francia, hasta el siglo XIII. Su imagen, pintada en el siglo VIII en estilo Bizantino, fue más tarde encontrada en la iglesia de Santa María Antigua en Roma. Su fiesta, bajo la influencia de la "Leyenda Dorada", aparece en el siglo XIII donde se celebraba el 26 Julio.
En 1382, Urbano VI publicó el primer decreto pontificio referente a Santa Ana, concediendo la celebración de la fiesta de la santa a los obispos de Inglaterra exclusivamente, tal como se lo habían pedido algunos ingleses. La fiesta fue extendida a toda la Iglesia de Occidente en 1584.
Hoy en día, la Iglesia celebra su fiesta, junto con su esposo Joaquín, el 26 de julio y la invoca como particular intercesora de: Parejas sin hijos, Madres que van a dar a luz, Padres con hijos elegidos por el Señor como sacerdotes, religiosas, laicos consagrados, Familias que buscan crecer en unidad, como personas maduras en el amor.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Oración a San Joaquín y Santa Ana


Insigne y glorioso patriarca San Joaquín y bondadosísima Santa Ana, ¡cuánto es mi gozo al considerar que fueron escogidos entre todos los santos de Dios para dar cumplimiento divino y enriquecer al mundo con la gran Madre de Dios, María Santísima! Por tan singular privilegio, han llegado a tener la mayor influencia sobre ambos, Madre e Hijo, para conseguirnos las gracias que más necesitamos.
Con gran confianza recurro a su protección poderosa y les encomiendo todas mis necesidades espirituales y materiales y las de mi familia. Especialmente la gracia particular que confío a su solicitud y vivamente deseo obtener por su intercesión.
Como ustedes fueron ejemplo perfecto de vida interior, obténgame el don de la más sincera oración. Que yo nunca ponga mi corazón en los bienes pasajeros de esta vida.
Denme vivo y constante amor a Jesús y a María. Obténganme también una devoción sincera y obediencia a la Santa Iglesia y al Papa que la gobierna para que yo viva y muera con fe, esperanza y perfecta caridad.
Que yo siempre invoque los santos Nombres de Jesús y de María, y así me salve.